Toca
admitir que de aquí no avanzamos si no cedemos. Que no es cuestión de ganar o
de perder, hay que salir cuanto antes de esa dicotomía, de ese empuje contrapuesto de egos individualizados.
Se habla
sobre que algunas personas no paran de pensar en sentarse en ciertos sillones
pero lo que no se menciona es que otros cuantos actúan de una determinada forma
para mantener, metafóricamente, su cabeza sobre sus hombros y atrincherarse en
unas siglas porque “Es que si no, sería no tener en cuenta a las personas que
me votaron”, esos mismos que hablan de defender la unidad, dividen en votos al
conjunto. Hay que mirar por todos los sectores de personas, no solo por los que
a ti te interesen, que la frase “España somos todos” no valga para ciertos
temas sí y para otros no, que no se limite simplemente al ámbito de la
propaganda.
Me
parece que no nos enteramos de que dar pié a algo nuevo (en común) no significa
necesariamente dar la espalda a “los tuyos”, que aquí se echa antes mano de la
doctrina política que del razonamiento ciudadano.
Visto
desde la globalidad grupal, nos estamos negando por enésima vez (algo que no es
nuevo) los unos a los otros proyectos de futuro que, seguro no son tan
incompatibles como el agua y el aceite. Aunque, visto desde la individualidad grupal
pensemos obsesivamente que estamos impulsando hacia adelante la única propuesta
factible cuando ni siquiera nos paramos a valorar que en sentido contrario
también hay gente que intenta proponer las suyas.
¿El
resultado de esto...? Bueno, ya se sabe, líneas opuestas que no se llegan a cruzar si no
que se cortan formando un grave bloqueo en forma de X.