Es bien sabido (o debería serlo) que los cambios surgen de la voluntad, no de una fecha. Por eso mismo, que no se le ponga plazo a ser constante; que la perseverancia haga de cada momento algo único; que no valgan las prórrogas, la vida no son 90
minutos más el añadido; que no haya ningún impedimento interno que genere la
idea de que estás rodeado de contrariedades externas que no te dejarán hacer
aquello que piensas; que no valga acomodarse en una silla de inseguridad cada
vez que se sientan temblores pues éstos no se marcharán hasta que no se
encuentre (no sin esfuerzo) una cama con varias mantas de convencimiento propio, y, que se sepa: la búsqueda de ésta no se podrá realizar si no existe movimiento personal.
¡Feliz Año 2016!
Gracias por leerme.