Podríamos asociar a las pasiones el símbolo del fuego como algo
ardiente y con la capacidad suficiente de hipnotizar a las personas... pero
resulta que, más allá de esto, aunque todas las pasiones sean una llama
encendida mientras vivan, no es menos cierto que entre ellas existen ciertas
diferencias.
No es lo mismo que algo llegue rápido y fuerte que si lo hace de una
forma lenta y suave, ni siquiera sus efectos llegan a ser equiparables, por eso
viene tan bien saber distinguir entre un modo y otro. Jugar con fuego puede ser
divertido, pero si no tienes claro de qué clase es, puede llegar a abrasarte
por no alejarte a tiempo de él.
Tal vez resulte más tentador una llamarada intensa antes que una que
se caracterice por ser latente, siendo esto solo una apreciación a primera
vista, llega a calar hasta tal punto de hacerte olvidar que la primera será efímera
y la otra, duradera... cuando, recordemos, esto podría resultar en una humeante
fatalidad.