23 de agosto de 2016

A dos fuegos

Podríamos asociar a las pasiones el símbolo del fuego como algo ardiente y con la capacidad suficiente de hipnotizar a las personas... pero resulta que, más allá de esto, aunque todas las pasiones sean una llama encendida mientras vivan, no es menos cierto que entre ellas existen ciertas diferencias.

No es lo mismo que algo llegue rápido y fuerte que si lo hace de una forma lenta y suave, ni siquiera sus efectos llegan a ser equiparables, por eso viene tan bien saber distinguir entre un modo y otro. Jugar con fuego puede ser divertido, pero si no tienes claro de qué clase es, puede llegar a abrasarte por no alejarte a tiempo de él.

Tal vez resulte más tentador una llamarada intensa antes que una que se caracterice por ser latente, siendo esto solo una apreciación a primera vista, llega a calar hasta tal punto de hacerte olvidar que la primera será efímera y la otra, duradera... cuando, recordemos, esto podría resultar en una humeante fatalidad.

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