La rutina resulta de lo más inofensiva cuando en el fondo no lo es para nada, está bien tener cierta estabilidad pero demasiada, es malo, llega a ser un soporífero perfecto para la mente que lo lleva todo bajo control. Y es que hay un alto riesgo automatizando nuestro quehacer, ponemos en peligro el dinamismo de los pensamientos. Cuanto más acostumbrados estamos a algo, más mecanizadas son nuestras acciones, usando tal vez demasiado el cuerpo pero casi nada el cerebro (Hola, existe).
En los cambios es donde siempre tenemos más inseguridades y más miedos, pero no por ello dejan de ser las partes donde más aprendemos de nosotros mismos y de lo desconocido. Los retos son estímulos directos para la mente, son el ejercicio adecuado para mantener y desarrollar, con el tiempo, sus capacidades. Es cierto que al enfrentarse a situaciones nuevas, uno entra en relativo estado de tensión, y mejor será entrar en ello que dejar salir sin motivos nuestra energía mental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario