31 de octubre de 2013

Miedo a lo que no ves

Más que un no poder es un no atreverse a ver aquello que podrías ver, aquello que permanece oculto en alguna parte de tu interior, aquello a lo que piensas que no estás preparado a enfrentarte, pero... si está en ti, ¿no eres ya por eso superior a esta cosa?
Conocido como miedo, anda cerca de la duda, de la intriga, y lejos de la certeza y de la claridad. No hay realmente porque tener miedo a la oscuridad, aunque algunas veces se haga una sensación inevitable, instintiva, inconsciente.
¿No debería acaso, tenerse más miedo a la ignorancia y menos al darse cuenta de lo que de verdad están hechas las cosas?

Me gustaría que, y sin perezas de por miedo (no, no quería decir "medio"), me contaras (por los comentarios), tú, que me estás leyendo ahora mismo, alguna anécdota que tenga que ver con algún miedo que hayas tenido. Entiéndeme, me he hartado un poco de escribirte, ahora quiero leerte. Te toca...

1 comentario:

Unknown dijo...

Pues, aunque te parezca raro, mi mayor miedo es a la vez mi mayor placer: la oscuridad. De hecho aún no soy capaz de dormir sin darle la espalda a la puerta de mi habitación. Pero luego, si quiero echarme una siesta por la tarde, ha de estar todo oscuro, echo las persianas, cierro la puerta y no dejo que ni un ápice de luz invada mi habitación. Me encuentro cómodo rodeado de oscuridad, me relaja y me ayuda a pensar y reflexionar. Sin embargo, también, ese silencio que me calma, me pone los pelos de punta, esa penumbra que evita que me distraiga, me hace creer en monstruos y demás miedos, deconcentrándome. La noche me gusta, pero a la vez tengo nictofobia.

Es curioso, ¿no crees?

Por cierto, y aunque no haga falta decírtelo, un 10 a la entrada, que aunque pequeña, densa.